Meditaciones activas

 

 

 

 

 

«…Con un poco de práctica podemos realmente comenzar a separar emociones, pensamientos y creencias de las sensaciones subyacentes. Estaríamos entonces asombrados por nuestra capacidad para tolerar y atravesar estados emocionales difíciles tales como terror, rabia e impotencia, sin ser arrastrados y ahogados. Si vamos por debajo de las emociones abrumadoras y nos conectamos con las sensaciones físicas, algo bastante profundo ocurre en nuestro organismo, hay una sensación de flujo, de volver a casa.”

Dr. Peter Levine, creador de Experiencia Somática

 

 

Aprender a meditar suele requerir un poco de esfuerzo y disciplina, pero para algunas personas sentarse a meditar resulta casi intolerable… Para ellas, las prácticas activas son particularmente útiles. También para quienes deseamos contar con distintas variedades de práctica.

Veamos en qué consisten las meditaciones activas que utilizamos en Herramientas para la Salud.

 

La Respuesta de Estrés de nuestro cerebro instintivo nos dispone rápidamente a: orientarnos hacia el peligro, luchar/huir o paralizarnos. Son impulsos físicos ancestrales, automáticos, relacionados a la supervivencia, no controlados por la mente pensante. Se activan cuando percibimos una amenaza (real o imaginaria), disparando gran energía en el organismo (activación fisiológica) que prepara al cuerpo para estas acciones. Esos cambios al nivel de la fisiología subyacen a muchos  problemas psicológicos (particularmente ansiedad y depresión).

 

 

 

 

 

 

 

Esta reacción está diseñada para ser de corta duración y restablecernos luego de pasada la situación. Sin embargo, nuestro organismo tiene la capacidad de acumular muchas de estas reacciones de estrés inconclusas e irlas procesando a lo largo del tiempo. Aquello que nos preparamos para hacer y no tuvimos oportunidad de concluir en el momento (por diversas circunstancias) lo “cargamos en el cuerpo”, incluso años después de pasada la situación original: impulsos a  orientarnos o estar vigilantes, luchar, huir o paralizarnos. Son como “partes nuestras” que todavía siguen reaccionando a la situación de amenaza.

 

 

 

 

 

 

Este «estrés acumulado»  es «el pasado que vive en el cuerpo» (memoria implícita).  Puede ser “el pasado” de hace unas horas –  por ej. la contractura en la espalda luego de un día de mucho trabajo – o de hace años – por ej. un patrón de nerviosismo abdominal con sensaciones de pánico recurrentes asociado a un trauma infantil. El Sistema Nervioso siempre está procesando esta memoria corporal. La terapia Experiencia Somática   facilita este procesamiento, ayudando al organismo a concluir las respuestas inconclusas de estrés pos-traumático y a descargar su activación fisiológica.

 

 

 

 

 

 

 

 

También al sentarnos a meditar nos encontramos con el estrés acumulado, con estas “energías presas en el cuerpo”. Para muchas personas es muy difícil practicar Mindfulness, sobretodo para aquellas que cargan gran cantidad de estrés acumulado. Al sentarse a meditar, se encuentran con este nerviosismo, con esta «activación», que resulta casi imposible de tolerar… Para otras, la sola idea de sentir su cuerpo ya resulta perturbadora…

En Herramientas para la Salud utilizamos de manera combinada meditaciones activas inspiradas en Experiencia Somática y prácticas tradicionales de Mindfulness. Las meditaciones activas nos ayudan a ampliar la capacidad para tolerar y descargar parte del nerviosismo que el cuerpo carga. Podríamos decir que amplían nuestra capacidad de hacer Mindfulness.

Las meditaciones activas inspiradas en Experiencia Somática pueden ayudarnos (al menos hasta cierto punto) a transmutar estas energías que cargamos de una manera segura. Este tipo de meditaciones activas no son catárticas. Por el contrario, nos entrenamos para ampliar nuestra capacidad para estar presentes con lo que estamos sintiendo mientras lo estamos sintiendo. Para ello, aprendemos a dosificar o calibrar la cantidad de estrés acumulado con el que estamos cada vez.

 

¿Cómo funcionan estas meditaciones activas?

Utilizan la sensopercepción (la habilidad de percibir y «rastrear» con la atención las sensaciones físicas), el movimiento y los auto-toques. Se basan en una fina comprensión de la fisiología del estrés  y en cómo desarmar esa respuesta desde el cuerpo y favorecer el equilibrio.

 

A diferencia de las técnicas de relajación, las meditaciones activas corporales con las que trabajamos buscan siempre sintonizar con el mecanismo natural del organismo para liberar el estrés acumulado (que en Experiencia Somática llamamos «pendulación»). Por ejemplo, con relación a la respiración, en este tipo de meditaciones procuramos sintonizar profundamente con la respiración natural, espontánea, sin interferencias voluntarias para modificarla en ningún sentido.

Estas meditaciones activas centradas en el cuerpo amplían nuestra capacidad de «estar presentes» con lo que sea que nos esté pasando, enseñándonos a  «ir por debajo» de los pensamientos y las emociones (como dice Peter Levine arriba) y a sostener en la conciencia, a sentir, las sensaciones. Estimulamos la parte de nuestro sistema nervioso que nos dispone para liberar naturalmente el estrés (Sistema de Conexión Social o Vago Ventral).

Una idea básica en la concepción de estas prácticas es la de «Ventana de Tolerancia», desarrollado por Daniel Siegel. Cuando meditar nos resulta insoportable es porque en ese momento estamos por fuera de nuestra ventana de tolerancia. Las meditaciones activas van ayudando a los practicantes a reconocer su capacidad de estar presentes y a ampliar esa capacidad paulatinamente.

 

Cuatro tipos de Meditaciones Activas:

 

  • 1) Prácticas para experimentar «el cuerpo como una totalidad».

El estrés acumulado nos fragmenta, nuestra energía corporal no funciona con coherencia. Por ejemplo, en un momento dado (sin que haya una amenaza actual), una parte del cuerpo puede estar todavía «en lucha» ante una situación pasada (por ej.  mandíbula tensa); otra parte puede estar queriendo descansar (por ej. ojos con sueño); otra «paralizada» (por ej. vísceras apretadas)… Es decir, no estamos del todo enteros. La energía del cuerpo está en varias cosas a la vez…

Tener la experiencia de “sentir el cuerpo como un todo”, aunque sea brevemente, resulta en una experiencia  psicológica de integridad y presencia. Generalmente no nos sentimos así. En la vida cotidiana hay determinadas partes del cuerpo que se nos hacen más presentes y otras que ni sentimos. En este tipo de meditaciones activas promovemos la experiencia del cuerpo como un todo coherente.

Si nos entrenamos para sentir regularmente totalidad del cuerpo, incluso podríamos afrontar mejor las situaciones de estrés cuando se presenten, mantenernos más «enteros» en ellas, no «desarmarnos» (como sugiere la expresión inglesa keep yourself together).

El movimiento consciente y espontáneo que permite al cuerpo concluir algunas respuestas inconclusas resulta fundamental en este tipo de prácticas. También, las prácticas que mediante auto-toque, sonido y vibración estimulan la descompresión de las cavidades del cuerpo (que suelen estar tensas cuando estamos respondiendo con estrés): cabeza, tórax, abdomen.

 

  • 2) Prácticas de recursos y titulación

Son prácticas en las que deliberadamente dirigimos la atención para ampliar el foco y evitar caer en círculos viciosos de estrés. Nos ayudan a tomar contacto con nuestras fortalezas y apoyos de manera sentida en el cuerpo. Están diseñadas para sortear la tendencia de la mente a sobre-enfocarse en lo negativo y rumiar sobre ello, disparando una y otra vez la respuesta de estrés…

 

 

 

 

 

 

 

 

  • 3) Prácticas breves para desarmar la respuesta de estrés.

Esta serie de prácticas breves estimulan al cerebro a dejar de disparar la respuesta de estrés, al replicar las condiciones fisiológicas que tenemos al sentirnos seguros. Dando el tiempo para que ese cambio «abajo»  (en el cuerpo) genere efectos «arriba» (en los pensamientos y las emociones). Resultan de mucha utilidad en la vida cotidiana, por su brevedad y eficacia. Aportan también al trabajo psicológico con los «límites» y con la agresividad sana. Particularmente útil para aquellas personas que tienen dificultades para integrarla (sea que tiendan a un extremo, explosiones de agresividad, al otro, estar inhibidos, o alternen entre ellos.)